UN GOLPE DE TERNURA
Una Conversación entre Iván Argote y Rafael Barber Cortell
RBC: Hagamos un ejercicio sencillo, introduzcamos en cualquier buscador online la palabra Tierno y dejemos que los algoritmos invisibles guíen nuestra búsqueda. Probablemente nos encontramos con imágenes de cachorros que duermen o bebes recién nacidos en los brazos de sus madres. Ahora intentemos algo distinto, introduzcamos la palabra contestatario, probablemente nos encontramos ahora con imágenes de manifestaciones, de personas que se enfrentan a la multitud, puños en alto.
Este sencillo ejercicio desvela una iconografía que no es casual, y pone de manifiesto una separación semántica dentro del andamiaje conceptual que codifica nuestra realidad. La ternura siempre ha sido situada dentro del relato histórico como un espacio delicado e incluso blando, un espacio en el que el disenso y la confrontación no tienen cabida. La ternura no suele aliarse con la rebeldía o el inconformismo en los idearios colectivos, tampoco solemos hablar de disidencias tiernas, la ternura reside en otro lugar del imaginario y se asocia a determinadas subjetividades. Sin embargo, nos encontramos ante un presente cambiante, un presente que gracias al viraje tecnológico y a un sistema de relaciones global nos invita a discrepar. Discrepar desde el ahora y los múltiples ahoras que tejen nuestra existencia, discrepar con los pactos y los acuerdos que dan forma las relaciones entre seres y discrepar sobre el porqué de los mismos. Nuestro ejercicio anterior nos ha mostrado que la ternura no es considerada contestataria, pero tal vez ahora es el momento de hacer un ejercicio distinto, un ejercicio de rebeldía semántica para buscar en la historia de esta consideración, para encontrar sus razones, para disentir con su vigencia y tratar de buscar una metodología que nos permita re-imaginar esta relación.
Creo en el arte como un buen lugar para hacer esto. Creo en el arte como un espacio capaz de reunir, de invitar al disenso y de construir a través de vínculos, construir desde dentro, desde relaciones entre agentes y cuerpos. El arte como un lugar para construir significaciones más maleables, más laxas y en definitiva más abiertas con más cosas que contar, con más cosas por hacer. Cosas para hacer juntos, para hacer con fuerza, con cuidado y con ternura.
Para esto, para ser capaces de hacer juntos me parece pertinente invitar a Iván Argote a esta conversación, a este hacer colectivo que es la escritura. Para que nos hable de su hacer y de cómo se tejió el entramado de historias que llevaron a la realización de esta obra, sus tiempos, sus lugares y su historia.
Somos tiernos, somos eternos, somos dignos, somos fuertes.
La obra Si mi sol proyectada en la torre Colpatria de Bogotá, genera en mi opinión un encuentro entre conceptos preestablecidos y su presente, en un espacio lleno de simbologías como es el de la torre. Esta proyección nos invita a repensar en la vigencia de esa antigua rebeldía y nos invita a volver a imaginarla, a tratar de reconstruirla con amor y rabia – como nos dice Donna Haraway a la que luego volveremos- entendiendo la ternura como una más de las relaciones que tejen la tela de araña que es nuestra realidad y desvelando su potencial como vector de rebeldía.
IA : “Si mi sol”, hace parte de una serie de sucesos y de obras que se continúan o se generan entre ellas. De forma general, siempre me ha interesado involucrar los afectos a ideas políticas, y vincular la política dentro de lo afectivo, igual por ejemplo pasa con el humor en ciertos proyectos. La estética de lo serio y lo profundo me ha parecido en ocasiones es demagógicamente usada para manipular o simplemente para auto-celebrarse, no siempre pero creo que la profundidad de las ideas no está necesariamente ligada a un tono, a ese tono. Entonces, desde obras tempranas, los videos hechos en la calle, fotografías y acciones, siempre me ha interesado tratar de generar preguntas y críticas siendo amoroso, delicado y al mismo tiempo contundente e irruptivo. Creo que, no solo en las artes y en los discursos critico-culturales, sino en la política en general, ganaríamos a abordar ciertas cuestiones sacando partido de nuestras inteligencias emocionales. Deshacerse de ciertos códigos o ciertas formas de legitimación social e intelectual que siento están vinculados con la idea de ‘utilidad’, ‘progreso’, ‘avance’, ‘porvenir’, hace parte de las tantas cosas que es menester emprender para dilapidar las presiones y el control que las instituciones, físicas e invisibles, ejercen sobre nosotros como subjetividades, como individuos, como colectivo. Bajo estos paradigmas se aprueban leyes coercitivas, se fundamenta la obligación moral y social al trabajo, a rendir, a producir. Esos paradigmas vale la pena repensarlos desde otras lógicas, no desde su contra, sino desde su para, desde otra dimensión.
En lo particular, “Si mi sol” es el resultado de un proceso corto y afortunado. A mediados de 2017 comencé de manera anónima una campaña de afiches que fueron distribuidos y pegados por las calles de seis de las principales ciudades de Colombia. En estos afiches está escrito en blanco sobre negro:
SO
MOS
TIER
NOS
Esta campaña nació de una voluntad de introducir frases, preguntas e ideas que circulen por la ciudad, a manera de campaña política o publicitaria. Colombia está pasando por un momento álgido, con un reciente acuerdo de paz que pasó un poco a las patadas y con mucha presión de afuera, con un gobierno que falló en muchas cosas que hace parte de una casta que desde hace años está vinculada al poder, con una oposición de extrema derecha militarista y mafiosa que instiga al regreso a la guerra, y con otra oposición de centro izquierda con ideas y caras nuevas, con candidatos matemáticos, arquitectos, líderes lgbt que están ganando apoyo a nivel nacional y hoy lideran las intenciones de voto para las presidenciales de 2018. Parece un momento de cambio.
“Somos tiernos” era una pequeña fórmula con la que quería, en este ambiente y a minúscula escala, afirmar muchas cosas y dejar abiertas preguntas: Somos blandos, vulnerables, sí, somos un país violento, que ha sufrido y visto la barbarie, y a su vez tenemos humor, disfrutamos la vida, somos cariñosos, melcochosos… También esta idea que somos un país tierno (como el maíz), joven, que está renaciendo tal vez, madurando tal vez… ¿Lo somos? ¿Somos tiernos?… Así iba la cosa, esa era mi intención con los afiches.
Meses después el MAMBO me invitó a hacer un proyecto en el espacio público sobre la Carrera 7ma en el parque “Bicentenario” (que celebra los dos primeros siglos de independencia de España). Allí quise reiterar esta frase, en una especie de valla publicitaria en hierro, en donde el texto está perforado directamente sobre el material, y la superficie se va oxidando y oxidando. Me pareció coherente e interesante usar este espacio para darle más aire a esta iniciativa. En este momento dejó de ser ‘tan’ anónimo, pues mi nombre se ligó al de los afiches y a la valla, por suerte sólo en el pequeñísimo círculo del arte.
Me gusta pensar que va más allá del medio en el que me desenvuelvo, que la gente que pasa lee la frase, ven los afiches, o se encuentran con los textos en el edificio Colpatria y ojalá, se queden con preguntas. Fue a través de los afiches y la valla, que llegó luego la invitación a hacer algo con la pantalla de cien metros de altura que cubre el emblemático Edificio Colpatria. La vida me estaba dando soportes y oportunidades, entonces sin dudar quise expandir el propósito y generar este poema-slogan, de empoderamiento, fuerza y ternura, para que se extendiera un poco más, que tuviera una duración. Hice el texto tan grande como se pudiera para usar el edificio realmente como un soporte de lectura, para ponerle subtítulos a la ciudad. “Si mi sol” es un pequeño homenaje y guiño a Jairo Anibal Niño, un poeta colombiano que escribía narrativa infantil, que mi madre en particular me dio mucho a leer. Él escribió un poema muy lindo y sencillo que desde siempre me gusta, que dice:
Do,
re
mi
fa
sol
la
si.
¿Sí?
Sí,
mi
sol;
sí.
RBC: Es curioso el poder de un poema infantil tan sencillo y a la vez tan poderoso, tan tierno. Me gusta eso que dices de repensar los paradigmas no desde su contra sino desde su para. Creo que esto es muy importante cuando se relaciona con el contexto de un país como Colombia que se encuentra en un instante en el que parece que hay oportunidades de cambio, de hacer cosas para todos y no contra algunos. Me parece necesario que se busquen nuevas estrategias para hacer frente a esta oportunidad y además aprovecharla para que no termine como otras oportunidades perdidas.
Creo que el proceso de hacer este proyecto es la prueba de que otras maneras de construir conocimiento desde las relaciones son posibles. El proyecto ha sido, por lo que veo, tremendamente orgánico rechazando una forma de trabajar vertical típica de nuestro hacer occidental y progresista. Has dejado que el proyecto madure, que encuentre su lugar y genere sus redes de acción a través de un intercambio de emociones, de la empatía, creando comunidades de afectos. Está claro que lo ha hecho, lo cual demuestra el potencial político de estás formas de hacer pausadas.
Por eso, creo que obras como Sí mi sol pueden ayudar a hacer posibles otras formas de entender la discrepancia y de habitar el disenso en un espacio más empático, otras formas de abordar esta tarea con el arte como medio o metodología. Creo que es importante que se mire hacia lo que podemos hacer y encontrar nuevas maneras de poder hacerlo: más epidérmicas y con más cuidado. No me refiero a la acepción del cuidado como advertencia o precaución, no es un cuidado basado en el miedo. Me refiero a la acepción del cuidado como a las cosas que hacemos para reparar nuestro mundo, para sanarlo. Creo que es relevante que podamos hacer uso del arte para poner estos cuidados en práctica y me parece crucial que no sea ocurra solo desde el centro de arte.
IA :Me parece linda e importante esa noción del “cuidado”, y desde lo que hago, me interesa formular ideas y análisis desde ahí, siendo crítico y afirmando las cosas con fuerza también, con velocidad y masa. Creo que desde el arte y en general desde la cultura se pueden generar y diseminar críticas, pero sobre todo nuevas perspectivas, otros paradigmas, y ganaríamos todos permeando cada vez más distintos lugares dentro de nuestras estructuras sociales. El medio cultural puede crear encuentros entre ideologías, clases y economías diferentes. Es algo que creo que debemos usar en estos espacios de escucha y visibilidad. Los proyectos que yo hago políticamente son minúsculos al lado de quienes hacen militancia día a día, desde su pequeñez me interesa lanzar ideas, perspectivas a la deriva, tal vez en algo se condensen.
RBC: Condensar fuerzas es algo que creo que somos capaces de hacer, desde lo más minúsculo hasta lo más grande. Todos tenemos la capacidad de participar en la creación de armonías colectivas. Armonías inesperadas, pero llenas de sentido y de potencial, como las del poema de Jairo Anibal Niño.
En este momento que hablamos de colaboración me parece interesante invitar a Donna Haraway a pensar con nosotros. Ella, junto otras filósofas defiende que La realidad es un verbo activo en el que pasan cosas. La realidad vista como un ecosistema de especies que se relacionan entre ellas. Es dentro de estas relaciones donde el conocimiento se construye y el conocimiento, por lo tanto, no puede funcionar independiente de la realidad en la que se genera. Me explico, durante siglos el conocimiento ha estado de algún modo, separado de la infinidad de relaciones que lo posibilitan, es decir, la epistemología del conocimiento no contempla lo relacional, lo afectivo.
Haraway y otras filósofas plantean que el conocimiento no puede entenderse sin la red de relaciones que lo posibilitan y dentro de las cuales está situado. De este modo plantean actuar desde esas redes, para producir nuevas formas de pensar con una raíz más colectiva, más empática y más radical. Por lo tanto pensar juntos, pensar con cuidado, pensar con ternura, dentro de la heterogeneidad de contextos que tejen el mundo podría ser una manera de habitar conflictos y de este modo, encontrar nuevos caminos de futuro ante ellos. Este grupo de filósofas está creando una corriente en la que creo que las metodologías artísticas pueden encajar por sus formatos y su apertura, por su capacidad para escenarios de futuro colectivo.
IA :Hay una palabra a la que me gusta pensar. Es la palabra conversar. Conversar, etimológicamente viene de “versare” en latín que quiere decir “dar vuelta”, y de “con” que quiere decir “acompañado”. “Dar vueltas acompañados”. Me gusta pensar que la conversación es el estado puro de las ideas. Como dices, las cosas emergen en un contexto. Me gusta cuando pasas una tarde con alguien, que haces cosas, andas, trabajas, vas pensando cosas, algo pasa, eso genera comentarios, de repente uno se ríe, o llora, luego se habla de alguna referencia, de un recuerdo, comes, se piensa en alguien… Es un poco ideal la cosa, pero me gusta pensar que los trabajos están flotando dentro de esa marea conversacional, que varían de tono, de sabor, pero van encaminando un pensamiento, y ojo, no se trata de divagar y perderse, al contrario, yo creo en darle dirección e intención a lo que uno hace, a las conversaciones que generamos.
Todos los quehaceres son en potencia herramienta de cambio, el arte puede contribuir, como lo hace la literatura, la poesía, la música, o como se puede hacer desde el periodismo, la industria, desde el trabajo informal o desde el ocio (para no hablar solo de trabajos y profesiones). En lo personal no me gusta sobre dimensionar lo que hacemos en el arte pero si creo que es importante, al mismo nivel que tantas cosas. Yo me acerqué al arte porque pensaba, y pienso aun, que es una herramienta de pensamiento, una filosofía de imágenes, objetos, palabras y acciones, que nos permite generar preguntas e ideas. Siento que es un campo que experimenta con la comunicación en su sentido esencial, en la transmisión, en ese sentido puede ser poderoso, puede poner en circulación ideas, diseminar preguntas, sensaciones y en ese sentido, sí, generar cosas, hacer cosas posibles.
Iván Argote (Bogotá, 1983, vive en París) trabaja explorando la relación entre la historia, la política y la construcción de nuestras propias subjetividades. Sus películas, esculturas, collages e instalaciones de espacios públicos intentan generar preguntas sobre cómo nos relacionamos con los demás, con el estado, con el patrimonio y las tradiciones. Sus obras son críticas, a veces anti-establecimiento, y tratan la idea analizar los afectos en la política, y la política en los efectos.
Sus obras se han exhibido en varias exposiciones individuales como (selección): Somos, Galeria Vermelho, Sao Paulo, 2017; La Venganza del Amor, Perrotin, Nueva York, 2017; Sírvete de mi, sírveme de ti, Proyecto Amil, Lima, 2016; Fortaleza, Standard High Line, Nueva York, EE. UU., 2016; Una idea de progreso, SPACE, Londres, 2016; Cómo lavar la loza coherentemente, NC Arte, Bogotá, 2016; La puesta en marcha de un sistema, Galería ADN, Barcelona, 2015; Reddish Blue, DT Project, Bruselas, 2015; Escribamos una historia de esperanzas, Galeria Vermelho, Sao Paul, 2014; Fortaleza, Galerie Perrotin, París, 2014; La Estrategia, Palacio de Tokio, París, 2013; Sin heroísmos, por favor, CA2M, Madrid, 2012, entre otros.